He tenido una esclarecedora conversación con un viejo amigo
y me veo obligado aclarar que el ánimo del programa de radio #QueridoPresidente,
con Arancha Mijares y Felipe Colón, en radio3w, es positivo y tiene
como objetivo facilitar la comunicación entre las personas, función primordial
de una radio. Me veo obligado a escribir esto porque pudiera parecer que el
ánimo es el contrario, y me gustaría demostrar por qué no.
El tema por el que he sido regañado es por la carta dirigida
al Presidente del Consejo de Administración de BNP Paribas, el mayor banco de
la eurozona en activos, y que he publicado en Facebook. Mi objetivo es enviar
este fin de semana una carta manuscrita a cada miembro del Consejo de
Administración, en francés, que es el bellísimo idioma oficial del gigante
financiero y explicarles exactamente lo mismo que ya he publicado en internet.
Mi amigo me ha alertado de que pueden considerar las cartas muy ofensivas por
las durísimas palabras que contienen. Me ha alertado de que pueden sentirse
dolidos e intentar responder con furia por sentirse atacados. ¿Por qué furia si
lo que se dice es público desde hace años?. ¿Conoces Cetelem?, pregunté a mi
amigo. ¿No?. Como no tenía ni idea del tema, simplemente le enseñé un video de
Youtube de 2009 con Mercedes Milá acusando a Cetelem del acoso a sus clientes en
Tele5 y escuchamos al Director de la Agencia Española de Protección de Datos
denominar sus prácticas como “agresivas” e “ilegales” en la cadena SER. Pensó
al principio que eso era una broma de
mal gusto. Luego, a medida que iba leyendo más información en internet de los
foros de afectados por el acoso inhumano de Cetelem a ancianos y niños, bramó:
“Qué hijos de la gran puta. ¿Y cómo consienten esto?. ¡Merecen el puto infierno!,
¿no crees?”. Tras reflexionar, contesté
primero que no. Luego, otra vez dije que no. Y concluí con un tercer no final.
Primer no. No merecen
el infierno porque no conocen la situación.
Los miembros del Consejo de Administración de BNP Paribas no
merecen el infierno simplemente porque yo apuesto que no conocen la situación.
Ellos tienen acceso a toda la información de la entidad bancaria, pero lo que
ellos reciben es la que tienen en cuenta para su toma de decisiones en cinco
continentes. A ellos se les ofrece información que, quizás, no cuente toda la
verdad. Quizás el tipo de información que se les envía es más relativa a los
buenos resultados de una filial de cobros en España, pero posiblemente todavía
no se les haya mencionado desde Cetelem que tienen reputación de gangsters y
acosadores entre sus clientes, a quienes infunden miedo ilegalmente.
Efectivamente, los miembros del Consejo de Administración de BNP Paribas sí
pueden sentirse heridos e ingratamente tratados con el contenido de la carta simplemente
porque no saben nada de esto. No les llega esa información por un flujo viciado
de reporting corporativo que camufla aquella información que les escandalizaría.
Es lo que tiene pertenecer al grupo BNP Paribas, que incluso desde Cetelem moralmente
debes mantener una reputación ganada por más de cien mil empleados desde hace
décadas y encima estás obligado a
cumplir un código de conducta ética, como en el resto del mundo BNP Paribas.
Que sepa desde aquí: Cetelem no respeta el Código de Conducta de BNP Paribas. Cetelem
no respeta al resto de sus colegas del grupo PNB Paribas.
Segundo no. No
merecen el infierno porque la situación les produciría escándalo.
Los miembros del Consejo de Administración de BNP Paribas no
merecen el infierno porque yo apuesto a que son personas con los mismos
principios que he recibido yo y esta situación les escandalizaría. Apuesto a
que no conocen la situación y apuesto a que acuden a los Consejos de
Administración con la mirada puesta en el futuro con gigantescas operaciones,
en una situación mundial de inestabilidad sociopolítica constante y con la
responsabilidad de mantener una plantilla de cientos de miles de empleados en
decenas de países, rentar a millones de accionistas, mantener una base sólida
de millones de clientes en los cinco continentes y ser embajador de los valores
franceses por el mundo. Apuesto a que no les llega la información de las personas
que se han visto acosadas en España. También apuesto a que la dirección de BNP
Paribas en España es consciente del tema y que nunca ha informado a los
miembros del Consejo de Administración de BNP Paribas del modus operandi de su filial Cetelem. Apuesto a ello porque todo
esto ha salido en televisión en prime time con una presentadora estrella,
Mercedes Milá y porque el Director de la Agencia de Protección de Datos lo
manifestó en la Cadena SER, que tiene la mayor de España y pertenece al Grupo Prisa.
No pueden no darse por enterados, máxime cuando ellos son los responsables de
implantar su propia política. Apuesto a que nos encontramos ante un cuello de
botella de información corporativa “de libro”, lo cual no dejaría de ser una
enorme ineficiencia por parte del equipo de gestión actual. Al final se darán
cuenta de que el delito no es rentable. Me lo enseñaron de pequeño como
principio de vida, y apuesto que a los miembros del Consejo de Administración
de BNP Paribas también. Apuesto a que si pudiera preguntar a cada uno de ellos,
ninguno aprobaría el delito como elemento de crecimiento de la firma. Imagino
la mirada de escándalo que tendrían si pudieran conversar con sus clientes
acosados.
Tercer no. No merecen
el infierno ni tampoco se lo deseamos.
En esta aventura de desbloqueo de la comunicación
corporativa nos hemos embarcado la periodista y psicóloga Arancha Mijares, el
bloguero y abogado Felipe Colón y yo, Rafael Martínez-Cortiña,
economista y consultor de recursos humanos. Ninguno de los tres deseamos hacer
ningún mal a ninguna empresa y el caso de Cetelem ilustra muy bien por qué. Por
un lado, Arancha Mijares es familiar directa de un alto directivo histórico de
BNP Paribas en España, conoce la casa
por dentro desde pequeña y se siente muy dolida de que se realicen esas
prácticas en una entidad financiera a la que guarda mucho cariño. Arancha
Mijares no reconoce esas prácticas como propias de una institución como BNP
Paribas, y como periodista se ha visto en la obligación de darlo a conocer. Por
otro lado, Felipe Colón es un reconocido abogado y bloguero
especializado en abusos bancarios. Conoce la norma y conoce la forma de poder
saltarse la norma. Felipe es conocido por saber decir las cosas de cara y
elegantemente. Es descendiente directo de Cristóbal Colón, descubridor de
América, es primo del Duque de Veragua y está excelentemente relacionado
socialmente. Su blog recibe más de 300.000 visitas y tiene 3.000 amigos en
Facebook. Con Felipe comparto principios muy arraigados gracias a la exquisita educación
benedictina que recibimos en Downside School, un internado en el Reino Unido en
el que vivimos aventuras con apenas 13 años. Apuesto a que esos mismos
principios de respeto también los comparten los miembros del Consejo de
Administración de BNP Paribas. Apuesto a que hablamos el mismo idioma. Por eso
entenderán que no les deseamos el mal. Deseamos evitar el dolor innecesario.
Esos tres noes justifican que nuestra actitud es positiva.
“Querido Presidente” es un homenaje a mi padre, ya que era el resolutivo y
eficiente sistema que utilizaba para resolver sus dificultades cotidianas con
las empresas. Es cierto que mi padre enviaba las cartas a presidentes a los que
en muchos casos les unía una amistad y por eso posiblemente se resolvía todo
muy rápido. Sin embargo, lo que sí es cierto es que mi padre siempre deseó
saber la verdad de lo que ocurría a todos los niveles en el Banco Exterior de
España, banco en el que fue VicePresidente y Consejero Delegado y en el que
trabajó durante 37 años, o como Presidente del Banco NatWest España o como
presidente de más de veinte bancos repartidos por todo el mundo. Siempre
detestó que no le contasen toda la verdad, porque él no se levantaba pronto
todos los días para trabajar como un león para que en algún lugar del mundo un
equipo directivo de medio pelo le dificultase el camino con pequeños delitos a
sus clientes y falta absoluta de creatividad y respeto a sus compañeros. Él
hubiese preferido conocer la verdad y siempre apreciaba
que le contasen todo. Él me enseñó que los miembros de un Consejo de
Administración suelen ser personas de educación exquisita, además de muy
normales, que son elegidos por su carácter decidido y su visión empresarial. Él
me enseñó que cuando uno tiene información de calidad es cuando puede tomar las
decisiones más adecuadas. Él me habría felicitado por la iniciativa.